En la pasada reunión del World Economic Forum (WEF) en Davos, uno de los temas centrales fue las monedas digitales de bancos centrales (central bank digital currencies – CBDC). Si bien para la élite de Davos las palabras “cripto” y “bitcoin” permanecen vetadas, el término “blockchain” se ha asimilado completamente, y por ello las CBDC tuvieron su espacio en la agenda del Foro.
Desde hace cuatro, cinco años que se hicieron populares los términos “blockchain” y “bitcoin”, muchos anunciaron la disrupción para los mercados financieros. Sin embargo, el paso del tiempo y el escaso desarrollo de implementaciones ha generado que muchos consideren que la tecnología blockchain fue más ruido que realidad. Esa percepción está respaldada en la pérdida de interés en el tema. En efecto, cuando miramos el comportamiento de búsquedas del término “blockchain” en Google Trends en los últimos cinco años, vemos que el pico de interés se dio a finales de 2017 y principios de 2018, que coincidió con el incremento en el precio del Bitcoin por encima de los us$10 mil. Desde entonces el interés del término “blockchain” permanece con tendencia a la baja en estos dos años (de 50 a 25 en la escala de interés respecto al valor máximo). ¿Pérdida de interés? Nada más lejano a la realidad.
La tecnología blockchain esta revolucionando los mercados financieros tanto como la contabilidad de doble partida, o el surgimiento de los instrumentos negociables (títulos valores), lo hizo para el comercio hace 500 años, a los que algunos señalan como la causa de inicio del capitalismo moderno. La tecnología de libro distribuido (DLT), como se conoce de modo más técnico, va a cambiar el mundo completamente en por lo menos cinco aspectos: la descentralización de los servicios financieros, la propiedad de activos digitales, el dinero digital, el derecho privado y el dinero programable. ¿Será el fin de las instituciones financieras? Nada más lejano a la realidad.
Lo que esta tecnología nos brinda, en lo que tiene que ver con mercados, es la oportunidad para prestar servicios financieros más simples, más baratos y más rápidos. La lectura que hagamos de ello depende de la visión que tengamos del futuro. Puede ser una amenaza, si como entidad tradicional no estoy dispuesta a comprender y aprovechar la nueva tecnología; o puede ser una oportunidad, para liderar el cambio local, regional, global.
Hay momentos en la historia, de una persona, de una empresa o de un país, en que aparecen oportunidades. Algunas las dejamos pasar, a otras las atendemos a medias y con otras simplemente nos comprometemos del todo. Blockchain es una más de aquellas que se presentan, pero a diferencia de muchas, con un potencial de impacto realmente transformador. Entidades como JP Morgan Chase (JPM), la Australian Securities Exchange (ASX), la Deutsche Börse (DB) o el SIX Group en Suiza, son solo algunos casos de entidades financieras que están protagonizando la transición. Pero tal vez quienes mayor relevancia le están dando a las aplicaciones de blockchain son, quien lo diría, los bancos centrales. Motivados por el “terremoto” que generó el anuncio de Facebook de lanzar su propio criptoactivo, los bancos centrales han decidido protagonizar el cambio. Por eso Davos, por eso BIS, FSB, IOSCO, OECD y cualquier organismo global ha emitido por lo menos un documento sobre política pública de las CBDC en los últimos seis meses.
La discusión global no es solo por la prevalencia de un mercado financiero, de un centro financiero global sino incluso de estrategia geoeconómica global. El Banco Popular de China (banco central de China) anunció el año pasado que este 2020 emitiría el Yuan digital. Por lo mismo, la FED y el Banco de Inglaterra ya proponen su respuesta en los próximos años. Este es un cambio tal vez mayor al que significó Bretton Woods para el sistema financiero global después de finalizada la II Guerra Mundial.
Para nosotros, en Colombia o en cualquier otro país de Latinoamérica, es una oportunidad para ser protagonistas de ese cambio, y posicionarnos como un mercado regional que atraiga talento y empresas: talento global que desarrolle el local para enfrentar mejor los desafíos de la Cuarta Revolución Industrial, y empresas que generen los impuestos que nos permitan superar los problemas de inequidad, mejorar la calidad de vida de un mayor número de ciudadanos y afectar positivamente la exclusión a muchos pequeños empresarios dispersados a lo largo de la geografía local. Es una cruzada.
El futuro de la tecnología blockchain y de los mercados financieros no lo vamos a resolver en Colombia, ni siquiera en Latinoamérica. Pero el protagonismo sí lo podemos liderar. Solo hace falta tomar la decisión. Si somos lo suficientemente ambiciosos y disciplinados, podemos transformar nuestra vida, nuestra empresa o nuestro país. Total, ¿qué podríamos perder?